El aspecto marmóreo de la estatua destaca sobre el fondo verde. Buena foto, Jota Ele. Seguimos disfrutando con sumo placer de tu magnífica galería sobre Madrid.
Si de verdad amas Madrid, no te la pierdas. Maravillosa.
Treinta y siete minutos en el atasco-Novela Autora: Macarena Márquez – historiadora Editorial: Hera Ediciones Casa del Libro El Corte Inglés
A 25 años del incendio de una emblemática discoteca: ALCALA 20, la presente novela tiene este hecho histórico como contexto y el urbanismo de la arteria de una gran ciudad – en este caso la calle Alcalá en su tramo más universal - como único paisaje. Aquella madrugada del 17 de Diciembre de 1.983 perdieron la vida 82 personas. Pero lo más importante de esta novela no son ya los que se fueron en este incendio o en cualquier otro incendio, en cualquier otro suceso, atentado terrorista o accidente, incluso epidemia o brutal enfermedad, sino los que se quedaron, los que se quedan, todos aquellos que vieron trastocada entonces, o ahora, la lógica y apacible sucesión de sus días. Para quienes después de perder ya nada será lo mismo.
En este sentido es un canto a la vida y a la normalidad, a los atascos, al bullicio, a la prisa, a la monotonía de un día cualquiera sin avatares que trastornen la maravilla de lo cotidiano. Al gentío y a la algarabía de la gran ciudad en un día y hora cualquiera. En un sentido más profundo, el hecho histórico es un punto de partida para reflexionar acerca del sentido de la vida, de lo que hoy tenemos y mañana careceremos. De cuantos hoy están y mañana partirán. De lo que hoy somos y mañana dejaremos de ser. De lo que ahora mismo sentimos y en unas horas podremos llegar a no sentir. También de los sentimientos abortados. De las historias inconclusas por pequeñas que sean. Por todo ello rinde homenaje a todos cuantos se fueron en éste o en otro lugar en cualquier tiempo o circunstancia. Pero sobre todo rinde tributo a cuantos se han quedado y se quedan, y en tanto en cuanto todos alguna vez perdemos, un homenaje a la humanidad viviente. A los que nos quedamos. A la vida.
La novela se desarrolla en un tempo literario a la medida del hombre de hoy, pues transcurren apenas treinta y siete minutos desde que comienza hasta que acaba. Durante ese escaso tiempo, tres personas relacionadas con el incendio confluyen en un autobús y en un atasco en la arteria principal de la ciudad. Es el día 17 de diciembre de 2.008. Hace 25 años de aquella fría madrugada. Al igual que entonces y como sucede en cualquier urbe del mundo, acaban de dar las vacaciones universitarias. El centro urbano, con toda su maraña de calles, se encuentra en plena ebullición. Los escaparates reclaman. La ciudad suena. Resuena. Se mueve. Nuestros tres protagonistas, a los que separan centímetros escasos en un autobús atestado de gente, no saben la relación que guardan entre sí, manteniendo durante todo el desarrollo de la trama la tensión sobre lo que sucedió y lo que puede suceder. La acción acaba en el archiconocido y archifotografiado escaparate de la CASA DEL LIBRO, en la Gran Vía madrileña. Tan sólo han pasado treinta y siete minutos desde que comenzó la novela.
Veamos, Víctor. Tras mucho pensármelo, he decidido publicar tu "comentario publicitario", para que no puedas tacharme de impedir la libertad de expresión.
No obstante, me veo en la obligación de recordarte que ésto es un blog privado que, por el momento, no admite publicidad de ningún tipo y menos de forma gratuita.
En lo que a mi respecta, teniendo en cuenta que tus formas no han sido las más correctas y menos las más presentables, puedes estar seguro que ni compraré ni leeré la dichosa novela. Vamos, que has producido el efecto contrario al que perseguías.
Yodo ello agravado por el hecho de que al pinchar en tu nick, resulta que no se puede acceder a tu perfil, ya que es privado.
En definitiva, que ésto no me gusta un pelo y cualquier otra soflama en forma de comentario por tu parte, será automáticamente eliminada.
Te has explicado con muchisima claridad Jota, pienso exactamente igual que tú. A mí tambien me ha llegado pero al no tener ningún perfil no lo he publicado
Has hecho muy bien en no publicar el "comentario" de este botarate, Begoña.
Yo decidí hacerlo porque no había visto que se ha dedicado a lo mismo en otros blogs. De haberlo sabido, también habría borrado el "panfleto".
Lo mejor que se puede hacer, es abstenerse de comprar o leer la dichosa novela que, seguramente, será un bodrio, habida cuenta de los "métodos publicitarios" empleados.
Y, si es buena, flaco favor le está haciendo el tal Víctor.
Yo sé bien, María Ángeles, que tu eres fiel. Por eso no me preocupo cuando no veo un comentario tuyo en mis entradas. Siempre pienso que tendrás cosas más importantes que hacer.
Como primera premisa, te diré que alegro mucho que tu descanso haya terminado, siempre es muy grato visitar tu blog.
Y ahora, veamos. Si me has llamado Ángel porque me consideras así, te lo agradezco de corazón. Eso significaría que tengo el cielo ganado, como todos los ángeles buenos. Aunque, no creas, yo no lo tengo tan claro.
Ahora bien; Si me has llamado Ángel como nombre de pila, me veo en la dolorosa obligación de informarte que mis señores padre y madre, tuvieron a bien, además de ponerme la cabeza en la pila bautismal, de forma que el agua bendita del sacramento no se derramara fuera, dadas mis dimensiones craneales, endosarme el nombre de José Luis.
Ya lo sé. Eran malos tiempos y no había para más.
¡Ja, ja, ja, ja!
En cualquier caso, celebro verte de vuelta y te agradezco de verdad tu visita y comentario.
25 comentarios:
No necesita cielo, el verde le envuelve.
Ha sido un acierto tu elección
Buen día!
El aspecto marmóreo de la estatua destaca sobre el fondo verde. Buena foto, Jota Ele. Seguimos disfrutando con sumo placer de tu magnífica galería sobre Madrid.
Un abrazo.
Que pose mas señorial! no pienso poner pegas, no las encuentro... :)
Venga va, otra racioncita de pulpo para ti y un riquisimo mencia de la tierra, con un trozo de un delicioso pan de cea. Hace? ;)
Bicos
P.D. Gracias por hablar con Alberto por lo del cesped jajaja
Si de verdad amas Madrid, no te la pierdas. Maravillosa.
Treinta y siete minutos en el atasco-Novela
Autora: Macarena Márquez – historiadora
Editorial: Hera Ediciones
Casa del Libro
El Corte Inglés
A 25 años del incendio de una emblemática discoteca: ALCALA 20, la presente novela tiene este hecho histórico como contexto y el urbanismo de la arteria de una gran ciudad – en este caso la calle Alcalá en su tramo más universal - como único paisaje. Aquella madrugada del 17 de Diciembre de 1.983 perdieron la vida 82 personas. Pero lo más importante de esta novela no son ya los que se fueron en este incendio o en cualquier otro incendio, en cualquier otro suceso, atentado terrorista o accidente, incluso epidemia o brutal enfermedad, sino los que se quedaron, los que se quedan, todos aquellos que vieron trastocada entonces, o ahora, la lógica y apacible sucesión de sus días. Para quienes después de perder ya nada será lo mismo.
En este sentido es un canto a la vida y a la normalidad, a los atascos, al bullicio, a la prisa, a la monotonía de un día cualquiera sin avatares que trastornen la maravilla de lo cotidiano. Al gentío y a la algarabía de la gran ciudad en un día y hora cualquiera. En un sentido más profundo, el hecho histórico es un punto de partida para reflexionar acerca del sentido de la vida, de lo que hoy tenemos y mañana careceremos. De cuantos hoy están y mañana partirán. De lo que hoy somos y mañana dejaremos de ser. De lo que ahora mismo sentimos y en unas horas podremos llegar a no sentir. También de los sentimientos abortados. De las historias inconclusas por pequeñas que sean. Por todo ello rinde homenaje a todos cuantos se fueron en éste o en otro lugar en cualquier tiempo o circunstancia. Pero sobre todo rinde tributo a cuantos se han quedado y se quedan, y en tanto en cuanto todos alguna vez perdemos, un homenaje a la humanidad viviente. A los que nos quedamos. A la vida.
La novela se desarrolla en un tempo literario a la medida del hombre de hoy, pues transcurren apenas treinta y siete minutos desde que comienza hasta que acaba. Durante ese escaso tiempo, tres personas relacionadas con el incendio confluyen en un autobús y en un atasco en la arteria principal de la ciudad. Es el día 17 de diciembre de 2.008. Hace 25 años de aquella fría madrugada. Al igual que entonces y como sucede en cualquier urbe del mundo, acaban de dar las vacaciones universitarias. El centro urbano, con toda su maraña de calles, se encuentra en plena ebullición. Los escaparates reclaman. La ciudad suena. Resuena. Se mueve. Nuestros tres protagonistas, a los que separan centímetros escasos en un autobús atestado de gente, no saben la relación que guardan entre sí, manteniendo durante todo el desarrollo de la trama la tensión sobre lo que sucedió y lo que puede suceder. La acción acaba en el archiconocido y archifotografiado escaparate de la CASA DEL LIBRO, en la Gran Vía madrileña. Tan sólo han pasado treinta y siete minutos desde que comenzó la novela.
Gracias, Begoña, por tu visita y tu comentario.
Un beso.
Gracias también a ti, Luis, por tu amable comentario.
Un abrazo.
¡Hace, hace, Merce! ¿Cómo no iba a hacer? Si el pulpo orensanno es una de mis debilidades. Además, bien regadito, todavía mejor.
Por lo de Alberto, no tienes que agradecerme nada. El que tiene contactos, no tiene problema alguno en satisfacer los deseos de una amiga.
¡Ja, ja, ja, ja!
Bicos.
Veamos, Víctor. Tras mucho pensármelo, he decidido publicar tu "comentario publicitario", para que no puedas tacharme de impedir la libertad de expresión.
No obstante, me veo en la obligación de recordarte que ésto es un blog privado que, por el momento, no admite publicidad de ningún tipo y menos de forma gratuita.
En lo que a mi respecta, teniendo en cuenta que tus formas no han sido las más correctas y menos las más presentables, puedes estar seguro que ni compraré ni leeré la dichosa novela. Vamos, que has producido el efecto contrario al que perseguías.
Yodo ello agravado por el hecho de que al pinchar en tu nick, resulta que no se puede acceder a tu perfil, ya que es privado.
En definitiva, que ésto no me gusta un pelo y cualquier otra soflama en forma de comentario por tu parte, será automáticamente eliminada.
¿Me he explicado con claridad?
D. Sancho el 4º debía ser de aupa, no hay más que ver el porte de su estatua.
Saludos.
Te has explicado con muchisima claridad Jota, pienso exactamente igual que tú.
A mí tambien me ha llegado pero al no tener ningún perfil no lo he publicado
Hola Jose Luis.
Hoy llego tarde!!! jejeje, pero soy fiel ;)))
Lo de poner una estatua de muestra a sido genial, asi podemos hacernos una idea mejor de como son.
La estatua me gusta mucho, te quedo muy bien con el fondo de los arboles, muy buena idea, asi resalta mas.
Con lo de este personaje que se anuncia en tu blog, estoy con tigo en lo que dices.los anuncios se ponen en otros lugares...
Besos
y lo maravillosa y contrastada que quda la imagen con el verde que tiene detrás...
Don Sancho se sentiria orgulloso.
saludos
termino mi descanso, saludos angel este madrid tuyo está mas cerca del cielo visto con tus ojos
saludos
Sí que debía ser un tanto "chuleta", ¿verdad, Juan Carlos?
¡Ja, ja, ja, ja!
Saludos.
Has hecho muy bien en no publicar el "comentario" de este botarate, Begoña.
Yo decidí hacerlo porque no había visto que se ha dedicado a lo mismo en otros blogs. De haberlo sabido, también habría borrado el "panfleto".
Lo mejor que se puede hacer, es abstenerse de comprar o leer la dichosa novela que, seguramente, será un bodrio, habida cuenta de los "métodos publicitarios" empleados.
Y, si es buena, flaco favor le está haciendo el tal Víctor.
Yo sé bien, María Ángeles, que tu eres fiel. Por eso no me preocupo cuando no veo un comentario tuyo en mis entradas. Siempre pienso que tendrás cosas más importantes que hacer.
Así que, no tienes porqué darme explicaciones.
Me encanta que te haya gustado la foto.
Besos.
¡Ja, ja, ja, ja!
Me parece, Paco, que Don Sancho no está ya para orgullos.
Muchas gracias por tu visita y tu comentario.
¡Hola Santi!
Como primera premisa, te diré que alegro mucho que tu descanso haya terminado, siempre es muy grato visitar tu blog.
Y ahora, veamos. Si me has llamado Ángel porque me consideras así, te lo agradezco de corazón. Eso significaría que tengo el cielo ganado, como todos los ángeles buenos. Aunque, no creas, yo no lo tengo tan claro.
Ahora bien; Si me has llamado Ángel como nombre de pila, me veo en la dolorosa obligación de informarte que mis señores padre y madre, tuvieron a bien, además de ponerme la cabeza en la pila bautismal, de forma que el agua bendita del sacramento no se derramara fuera, dadas mis dimensiones craneales, endosarme el nombre de José Luis.
Ya lo sé. Eran malos tiempos y no había para más.
¡Ja, ja, ja, ja!
En cualquier caso, celebro verte de vuelta y te agradezco de verdad tu visita y comentario.
Un abrazo.
Hola J.L.
Como siempre una foto muy bella.
un saludo especial
Quizás no se vea el cielo. Pero la imagen ilustra perfectamente el fin pretendido... Ilustrar al que a bien tiene seguir tus pasos.
Un abrazo
Gracias, Teresa, por tu amable visita y tu comentario.
Un cordial saludo.
Esa era la intención, Jan. Mostrar a todos cómo son las estatuas de la famosa historia.
Un abrazo.
Un nuevo abrazo agradecendo cada nueva foto que dejas para deleite nuestro
Stella
Gracias por tu visita y tu amable comentario, Stella.
Otro abrazo para ti.
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