CARTA ABIERTA A LA ALCALDESA DE MADRID

Excma. Sra Dª Ana Botella Serrano:

Permítame en primer lugar expresarle mi más efusiva enhorabuena por su reciente nombramiento como Alcaldesa de Madrid. Aunque escocés de nacimiento, mi corazón y mi vida son madrileños y lo serán hasta el día que el Sumo Hacedor decida que debo partir hacia los eternos y verdes Campos del Edén. Y, como madrileño de pro, me siento orgulloso de que los dos máximos exponentes de nuestra Comunidad y Capital sean mujeres. Estoy seguro que V. E. lo va a hacer muy bien, mejorando lo realizado por el señor Ruiz Gallardón  aunque, a decir verdad, hacerlo mejor que su predecesor tampoco va a resultar tarea ardua, para qué nos vamos a engañar.

Viene a cuento este preámbulo por lo que expongo a continuación.


Soy un perro de la muy noble y abnegada raza West Highland White Terrier, insisto, oriunda de Escocia. Quizás V. E. no me conozca personalmente, al contrario que su antecesor, por lo que también me permito mostrarle una foto para que conozca a su interlocutor postal.

Dada mi alta estirpe y linaje, más conocidos en el lenguaje canino como pedigree, además de mis indudables méritos contraídos a través de mis hábitos saludables, el señor Ruiz Gallardón tuvo a bien concederme una calle en Madrid, hecho que me supuso una gran alegría y orgullo, máxime si tenemos en cuenta que se trata de una calle de las más elegantes de nuestra ciudad.

A continuación, paso a exponerle algunos de los citados méritos que me adornan:

- Duermo como un lirón mis ocho horas reglamentarias, amén de mis siestecitas terapéuticas que no se las salta un gitano.

- Siempre hago mis necesidades en lugares donde no sea una molestia para los humanos, siendo recogidas, además, escrupulosamente por mis familiares humanos, excepto las aguas menores, porque tampoco es cuestión de llevar un depósito al efecto. Vamos, digo yo.

- Me encantan los niños y juego con ellos de forma incansable.

- Como mi pienso en las horas reglamentadas para ello y, dado mi exquisito paladar, me encantan ciertos alimentos humanos como el jamón ibérico de bellota pata negra, (¡qué descubrimiento oiga!), el queso semicurado o la manzana y la carne de solomillo, entre otros.

- Persigo a las perritas pizpiretas, (como es mi obligación), obteniendo buenos resultados de dichas persecuciones, tal y como puede atestiguar mi amiga Nube, entre otras varias.

- Tengo muy buen carácter y gozo jugando con otros congéneres, por ejemplo mi gran amigo Pancho, que ahora está un poco fastidiado de las patas. No obstante, trato de evitar a cafres como pastores alemanes, rothweilers y similares, no vaya a ser que el diablo enrede, que uno es muy prudente para estas cosas.


- Me encanta el campo y perseguir a sus animalejos tales como ardillitas, etc. Pero pueden estar tranquilos, sólo pretendo jugar.

- Soy muy cariñoso y, aunque mi papi humano dice que soy un plasta, tengo que reconocer que me encanta despatarrarme boca arriba para que me rasquen la tripa.Todo un placer, créame.


Hasta aquí, como puede ver, todo correcto.


Pero el problema surge por un imperdonable error del señor Ruiz Gallardón, entre otros muchos, que me atañe dramática y personalmente y que sufro viviendo sin vivir en mi.


¿Cómo es posible que el anterior alcalde deslizara un gazapo en el nombre de mi calle, cambiando la "C" por una "D"?


Y es que mi nombre es O'Connell, dilecta alcaldesa. No O'Donnell, no.

O'CONNELL

Es por ello que solicito de su recto proceder me sea concedido el cambio de todos los carteles anunciadores de MI CALLE a la mayor brevedad posible, reparando la tremenda afrenta que corroe mis carnes .

Aprovecho la ocasión que me brinda para expresarle el testimonio de mi consideración más distinguida.

Lamo su mano sosteniéndola con mi pata delantera derecha.

Como debe ser.